Amado, no imites lo malo, sino lo bueno. El que hace lo bueno es de Dios; pero el que hace lo malo, no ha visto a Dios. 3 Juan 11

Dios Te Ama... Búscalo.

Separados por Dios

Si Dios me separa, debo aceptarlo sin preguntas, sabiendo que esa separación de mis hermanos es una fase transitoria
Cuando comencé mi vida cristiana se me enseñó que debo estar «separado». Esto es, debo cortar toda atadura que me asocie con lo malo y mundano. Basándonos en la amonestación de Pablo, es necesario hacerlo (2 Corintios 6:14-18). Pero pronto descubrí que Dios hacía algunas «separaciones» por su cuenta, me separaba de mis propios hermanos y hermanas en Cristo.

De José se dijo que fue «separado de sus hermanos» (Deuteronomio 33.16). Esa separación resultó porque Dios determinó que José sería el «príncipe» de la familia, y esto tomó lugar cuando sus hermanos lo vendieron como esclavo a Egipto. El hombre separado por Dios fue entonces alejado de su familia, y todo debido a una importante razón.

La separación de José de su familia fue necesaria a fin de hacer posible su surgimiento ante el trono egipcio, y a su vez, el génesis y crecimiento de la naciente nación de Israel. Si José no hubiera sido «separado», Israel hubiera sido destruido por enemigos poderosos.

Inmediatamente después de su conversión, Pablo «no luchó contra sangre ni carne» sino que fue al desierto de Arabia, separado de sus hermanos. Esta fue otra de las separaciones de Dios, y Pablo salió íntegro para ser un mensajero fresco y transparente a los gentiles (Gálatas 1.15-17).
Debo separarme del mal. La responsabilidad es mía. Pero sólo Dios me puede separar de mis «hermanos», una separación diseñada para crear un mensajero sin igual, una voz singular para comunicar su mensaje en una situación especial, y algunas veces crucial. Si Dios me separa, debo aceptarlo sin preguntas, sabiendo que esa separación de mis hermanos es una fase transitoria de mi ministerio para Dios y que siempre resulta «para bien» (Génesis 50.20), tanto para mis hermanos como para mí.

Mientras ellos ministraban al Señor y ayunaban, el Espíritu Santo dijo: «Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a la que los he llamado». Hechos 13.2

2 comentarios:

The Prophet dijo...

Saludos:
compartiendolabiblia.blogspot.com
Bendiciones.

Gustavo dijo...

Cabe destacar que toda separación es de por si traumatica y en si misma será comun que el separado sea catalogado como rebelde o hueso duro de roer.

Sólo el silencio, la contemplación de los hechos y la espera del cumplimiento diario de la voluntad de Dios es el sostén del "separado". Que en tu corazón ofrendes a diario tu futuro, tus sueños, tu ministerio. TODO sea dirigido hacia la Gloria de Jesus. El te recompenzara aqui y en la vida eterna esta tu pago por lo sacrificado ante El.

 
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