Según algunos pastores y amigos, las iglesias aún tienen un problema con las interrupciones causadas por los teléfonos celulares. Mi congregación no es la excepción, y ocasionalmente oímos algún timbre o tono musical dispararse en el momento menos oportuno.
En esta simpática producción del 2008, una iglesia presbiteriana trata de tomar control del asunto por medio de un video que expone unas políticas estrictas y multas por no apagar o silenciar el teléfono durante los servicios.
El video es muy breve, y aunque el mensaje que transmite es claro, hay que tener en cuenta que todo está hecho en tono de broma. Véanlo, y para aquellos que no entienden inglés, se resume de esta manera:
Si tu celular suena durante los anuncios, serás multado $25.00 por encima de la cantidad de tus ofrendas.
Si la interrupción ocurre durante los motivos de oración: La multa es de $50.00
Si el teléfono suena durante el sermón, ¡te vas directo al infierno!
Lo importante aquí no es el video, más bien creo que la lección es el saber qué podemos hacer para contrarrestar la distracción que esto representa. El asunto nunca podrá controlarse totalmente, pero con una constante atención y educación se pueden minimizar sus efectos.
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